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Respirar el dolor del mundo

  • Foto do escritor: Sebastián Porrúa
    Sebastián Porrúa
  • 19 de mai.
  • 3 min de leitura

Atualizado: 21 de mai.

La meditación puede ofrecer algunas maneras de lidiar internamente con la situación actual. El cambio climático, así que toda la serie de desastres ambientales que conlleva y sus efectos devastadores en las poblaciones humanas y animales, genera un estrés del que no podemos escapar. Cada persona tiene diferentes modos de lidiar y capacidades para tolerar el dolor por el mundo y la ansiedad ante un futuro que se presenta sombrío.*


La respuesta más extendida es sin duda mirar para otro lado. Pero como nos enseñan muchas tradiciones espirituales no somos entidades separadas, aisladas, sino partes integrales de una amplia red de vida. Cuando sentimos dolor por cosas difíciles que ocurren en el mundo estamos siendo testigos de nuestra interconexión con él. Si miramos para otro lado o decimos que no es nuestro problema cortamos nuestra conexión pero si por otro lado permitimos que el dolor nos atraviese, sentimos nuestra pertenencia, y aumenta nuestra conciencia colectiva.


Permitir que el dolor del mundo nos atraviese nos devuelve pues la conciencia de que somos parte de una red mayor de vida. No somos átomos separados, frágiles, en competición con otros, sino patrones resilientes dentro de una red mayor de vida.


Una buena manera de reaprender este tipo de resiliencia es practicar simple apertura, como en el siguiente ejercicio de “respirar a través” adaptado a partir de una meditación budista para desarrollar la compasión.


Relajate. Céntrate en tu respiración… visualiza la respiración como un flujo entrando por la nariz, bajando por las vías respiratorias hasta los pulmones e imagínate un agujero en el fondo de tu corazón. Visualiza el flujo de respiración pasando por tu corazón y saliendo por ese agujero para reconectarte con la red mayor de vida a tu alrededor. Deja que esta corriente de respiración, al atravesarte, aparezca como un bucle dentro de la vasta red la vida, conectándote con ella… sigue respirando…


Ahora abre tu mente al sufrimiento que está presente en el mundo. Suelta por un momento todas las defensas y ábrete a reconocer ese sufrimiento. Deja que aparezca tan concreto como sea posible… imágenes concretas de tus semejantes sufriendo dolor y pena, atemorizados y solos, en prisiones, hospitales, campamentos de refugiados… no hace falta que te esfuerces por visualizar estas imágenes, están presentes debido a tu interexistencia.


Relájate y deja que vengan a la superficie, inspíralas… las extensas e innumerables dificultades de tu prójimo y tus hermanos y hermanas animales, mientras nadan los mares y vuelan los cielos de este planeta afligido. Respira en ese dolor como una corriente oscura, subiendo por la nariz, bajando por la tráquea, pulmones y corazón, y fuera de nuevo a la red del mundo… por ahora no hagas nada, solo deja que pase por tu corazón… sigue respirando… asegúrate de que la corriente fluye a través de ti y sale de nuevo; no te agarres al dolor… entrégalo por ahora a los recursos sanadores de la amplia red de la vida…


Con Shantideva, el maestro de meditación budista, podemos decir, “que todas las penas maduren en mí.” Ayudamos a que maduren al dejar que pasen por nuestros corazones, haciendo un rico y potente compostaje de toda nuestra tristeza, para que podamos aprender de ella, promoviendo nuestro conocer más amplio, colectivo.


Si sientes un dolor en el pecho, una presión en la caja torácica, está todo bien. El corazón que se abre contiene todo el universo. Tu corazón es así de grande. Confía en él. Sigue respirando.


Esta meditación guiada sirve para realizar el proceso de respirar a través del sufrimiento, el cual, una vez aprendido puede ser útil para muchas situaciones de la vida cotidiana que nos enfrentan con información dolorosa. Al respirar a través de las malas noticias, en lugar de oponernos a ellas, podemos dejar que fortalezcan nuestra sensación de pertenencia en la red más amplia de ser. Nos ayuda a mantenernos alerta y abiertos, ya sea leyendo noticias difíciles, recibiendo una crítica dura, o simplemente estando presente para una persona que sufre.


Esta práctica puede ayudar a evitar de desgaste emocional y burnout de activistas y cuidadores que lidian de modo directo con el dolor de nuestros tiempos y de nuestros hermanos y hermanas. Recordando la naturaleza colectiva tanto de nuestros problemas como de nuestro poder, nos ofrece una cuota sana de humildad. También previene el sentimiento de superioridad moral. Viendo que el dolor del mundo viene con el valioso y rico sentimiento de pertenencia, podemos permitir que moldee nuestras acciones sin necesitar infligirlo como un castigo en otros que, en este momento, están menos comprometidos.


*Este artículo y propuesta está inspirado en el curso Ecosattva Training ofrecido por One Earth Sangha




 
 
 

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